Por qué no practicar CrossFit si tienes más de 35 años
El CrossFit revolucionó el mundo del fitness con su intensidad, comunidad y resultados rápidos.
Pero también trajo consigo un fenómeno preocupante: una avalancha de lesiones, sobreentrenamiento y abandono prematuro, sobre todo entre quienes superan los 35 años y entrenan como si tuvieran 20.
Si estás en esa franja de edad, este artículo no es para desanimarte, sino para que entiendas cómo funciona tu cuerpo, qué cambia con los años y por qué el CrossFit clásico puede no ser la mejor opción si no se adapta correctamente.
Los pros del CrossFit: lo que sí puede aportarte
Antes de hablar de los riesgos, reconozcamos lo positivo.
El CrossFit tiene virtudes enormes cuando se practica con cabeza:
✅ Variedad: entrenamientos dinámicos, nunca aburridos.
✅ Comunidad: entrenar en grupo motiva y te impulsa a rendir más.
✅ Reto personal: fomenta la superación y la mentalidad de progreso.
✅ Resultados físicos visibles: fuerza, resistencia y mejora cardiovascular.
El problema no es el CrossFit en sí. El problema es cómo se aplica y para quién se diseña.
Después de los 35, el cuerpo ya no responde igual
A partir de los 30-35 años se producen cambios naturales que modifican la forma en la que deberías entrenar:
Disminuye la testosterona y la hormona del crecimiento, reduciendo la capacidad de recuperación muscular.
El colágeno y el cartílago se regeneran más lentamente, aumentando el riesgo de lesiones articulares y tendinosas.
El sistema nervioso central se fatiga antes, lo que limita la frecuencia e intensidad del entrenamiento.
El equilibrio hormonal y el estrés (por trabajo, familia, falta de sueño) hacen que el cuerpo responda distinto ante el sobreesfuerzo.
Por eso, entrenar a los 35 como a los 25 es un error. El cuerpo madura, cambia… y necesita otra estrategia.
El CrossFit clásico no está diseñado para todos
El modelo tradicional del CrossFit nació pensado para atletas, militares y deportistas de élite.
Cuando se llevó a las masas, muchas personas sin base técnica o fuerza estructural suficiente comenzaron a replicar movimientos avanzados a máxima intensidad, y ahí empezaron los problemas.
Entre ellos:
Movimientos olímpicos complejos (snatch, clean & jerk) realizados sin la técnica necesaria.
Saltos pliométricos, cargadas o dominadas lastradas sin preparación previa.
Entrenamientos tipo “for time” que sacrifican la técnica por velocidad.
En jóvenes, el cuerpo lo tolera.
A los 35 o más, el margen de error se acorta muchísimo.
Clases grupales: el gran riesgo oculto
Las clases de CrossFit son divertidas, motivadoras y generan comunidad.
Pero el formato grupal con un solo coach tiene una limitación evidente:
El entrenador no puede corregir a todos a la vez.
Y cuando hay 15 o 20 personas en un box, cada una con su nivel técnico, lesiones previas o movilidad limitada, el riesgo se multiplica.
Muchos acaban ejecutando mal los ejercicios sin darse cuenta, acumulando microlesiones en hombros, rodillas o zona lumbar que con el tiempo se agravan.
El resultado:
Dolores crónicos.
Inflamaciones.
Fatiga del sistema nervioso.
Y finalmente, abandono por frustración o lesión.
Lesiones y datos reales
Diversos estudios han documentado un alto porcentaje de lesiones entre practicantes de CrossFit.
Aunque los datos varían según la fuente, se estima que entre el 25% y el 35% de los participantes regulares sufren alguna lesión al año, siendo las zonas más afectadas:
Hombros (por levantamientos repetitivos sin control).
Zona lumbar (por técnica deficiente en peso muerto, cleans o kettlebells).
Rodillas y tendones (por saltos y sobrecarga).
Además, según varios informes, el 70% de las bajas en boxes de CrossFit están relacionadas con lesiones o agotamiento.
Y eso, Máquina, no tiene nada que ver con “falta de ganas” sino con una mala gestión del volumen, intensidad y recuperación.
Desgaste articular y envejecimiento prematuro
A partir de los 35, tus articulaciones ya no tienen la misma capacidad de amortiguar impactos.
Los entrenamientos constantes con saltos, cargas pesadas y movimientos explosivos pueden acelerar el desgaste del cartílago y provocar:
Artrosis precoz.
Tendinitis crónicas.
Dolor de hombros, codos y rodillas.
Rigidez muscular persistente.
El cuerpo necesita más descanso, más movilidad y más técnica… y menos ego.
El factor psicológico y la presión del grupo
Otro punto que pasa desapercibido:
En el box, la presión social y la competitividad pueden hacerte forzar más de lo que tu cuerpo tolera.
Ves al de al lado hacer 20 dominadas kipping o levantar 100 kg, y tu mente quiere seguirle… aunque tu hombro no esté preparado.
Ese exceso de intensidad, sin control individualizado, es una de las principales causas de lesión y abandono después de los 35.
La solución no es abandonar el CrossFit, sino adaptarlo
El CrossFit no es el enemigo.
El problema es practicarlo sin criterio, sin base ni adaptación.
Si tienes más de 35 años, el secreto no está en dejarlo, sino en entrenar con inteligencia:
Aprende técnica antes que velocidad.
Ajusta los pesos y repeticiones a tu nivel.
Prioriza la movilidad y la recuperación.
Escucha a tu cuerpo.
Combina CrossFit con fuerza controlada y trabajo postural.
Si lo haces así, el CrossFit puede ser una herramienta espectacular de salud, fuerza y longevidad.
Reflexión final
El CrossFit ha pasado de ser una tendencia a una auténtica cultura del fitness.
Pero no todos los cuerpos están preparados para soportar su exigencia sin una base sólida y una estrategia inteligente.
Después de los 35 años, ya no se trata de entrenar más fuerte, sino de entrenar mejor.
No busques competir con nadie: busca construir una versión más consciente, fuerte y funcional de ti.
Porque la verdadera fuerza no se mide en kilos levantados… sino en cuánto cuidas de tu cuerpo para seguir levantándote toda la vida.
Si no tienes claro que el crossfit sea para ti, te animo a buscar otras opciones que seguro que encuentras un termino medio para cuidar de tu salud.
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Vamos a darlo todo, Máquina. Tu meta está más cerca de lo que crees.
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